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Evo Morales renuncia a la presidencia de Bolivia

Evo Morales renuncia a la presidencia de Bolivia: 5 frases del discurso de dimisión del presidente (y una promesa del vicepresidente García)

11 noviembre 2019 / «Estoy renunciando. Estoy enviando mi carta de renuncia a la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia».

Con esas exactas palabras Evo Morales informó este domingo de su dimisión a la presidencia de Bolivia tras casi 14 años en el cargo.

El anuncio lo hizo en un mensaje transmitido por televisión, acompañado por el vicepresidente Álvaro García, quien también presentó su renuncia.

Ambos políticos, que gobernaron el país desde enero de 2006, dijeron que lo hacían con el fin de que se detenga la violencia en el país surgida a raíz de las elecciones presidenciales del 20 de octubre.

Señalaron que un «golpe de Estado» quedó «consumado» y responsabilizaron de la violencia registrada en el país a los líderes opositores Carlos Mesa y Luis Camacho.

Los adversarios han denunciado durante tres semanas que hubo fraude electoral, mientras que la Organización de Estados Americanos dijo que hubo serias «irregularidades» detectadas por su auditoria.

1. «Mi pecado es ser dirigente sindical, es ser indígena. Mi pecado es tal vez ser cocalero, lo que grupos intentaron condenar».

Evo Morales se presentó a las elecciones presidenciales de 2005 luego de varios años de ser líder sindical de los productores de hoja de coca.

Fue electo con 53% de los votos y una ventaja de 25% sobre el segundo lugar, convirtiéndose así en el primer presidente indígena en gobernar Bolivia.

En sus 14 años de mandato, las denuncias de racismo y discriminación contra los indígenas que hacía Morales sobre líderes opositores y empresarios eran constantes.

«Venimos de sectores trabajadores, de hermanos muy humildes, hemos vivido en la pobreza», manifestó en su mensaje este domingo.

«Tengo la obligación de buscar esta paz. Duele mucho que entre bolivianas y bolivianos estén enfrentados», añadió.

2. «Estamos dejando a Bolivia con soberanía e independencia del Estado. Estamos dejando a Bolivia con dignidad e identidad del pueblo boliviano, con muchas conquistas sociales universalizadas».

Morales también dedicó varios minutos a enumerar algunos logros económicos y de desarrollo social de su gobierno.

Destacó el haber reducido la pobreza extrema de 35% a 15%, la creación de programas de subsidios, las obras de agua potable, luz, telecomunicaciones y el programa de seguro de salud universal.

Los números macroeconómicos favorecen la gestión de Morales, pues el país ha crecido a una media de cerca de 5% en la última década.

Eso fue llamado el «milagro económico boliviano», aunque los críticos dicen que se debió solo al boom petrolero y que fue una oportunidad perdida para diversificar e industrializar el país.

«Lamento mucho que no quieran que Bolivia siga creciendo económicamente», expresó Morales.

3. «No tengo por qué escapar. Quiero que sepa el pueblo boliviano, no he robado a nadie nada. Si alguien dice que estamos robando, que presente una prueba».

Este domingo el presidente Morales y el vicepresidente García dejaron La Paz, la capital del país, y se trasladaron a la localidad de Chimoré, en el departamento de Cochabamba.

Además, se reportó que el gobierno de México le ofreció asilo político en ese país. De hecho, el canciller Marcelo Ebrard informó que su sede diplomática en La Paz ya ha recibido a «20 personalidades del Ejecutivo y Legislativo de Bolivia».

Pero Morales insistió en que no tiene intenciones de dejar el país y en que su gestión ha sido honesta.

«Aquí hemos llegado por la patria y no por la plata», expresó.

4. «Si no hubo un golpe congresal, un golpe judicial, hubo un golpe cívico-político-policial».

Morales y García Linera insistieron varias veces en que su gobierno fue objeto de un «golpe de Estado» a partir del 21 de octubre, el día posterior a las elecciones.

El presidente señaló que en las últimas semanas hubo «saqueos, incendios, intentos de tortura» contra líderes del oficialismo y sus familias, así como contra autoridades.

También criticó la adhesión de policías a las protestas de la oposición.

«Estoy renunciando para que mis hermanas y hermanos, dirigentes, autoridades, del Movimiento al Socialismo, no sean hostigados, perseguidos, amenazados. Lamento mucho este golpe cívico», dijo Morales, quien denunció que la casa de su hermana fue incendiada.

«A la comunidad internacional, sean de Naciones Unidas, sean de la OEA, de la Unión Europea, embajadores: digan la verdad sobre este golpe de Estado. Difundan que ser de izquierda, ser indígena, ser antiimperialista es nuestro pecado», manifestó.

La OEA y la Unión Europea se habían pronunciado previamente por una segunda vuelta electoral que definiera la sucesión presidencial.

García Linera lo secundó: «El golpe de Estado se ha consumado. Quiero que sepa el pueblo boliviano que hemos tomado la decisión para que no se use la violencia por parte de estas fuerzas agresivas contra las familias».

5. «No es ninguna traición en este proceso de lucha a los movimientos sociales, a los movimientos indígenas, la lucha sigue».

Después de la renuncia, qué pasará con Morales es una pregunta que está en el aire.

En su mensaje deslizó la idea de que se mantendrá en la región de Cochabamba, en contacto con los simpatizantes de la región que lo impulsó en su carrera en las décadas pasadas.

«Yo vuelvo a la zona del trópico de Cochabamba para estar con mis compañeros. Ahora voy a tener un poco más de tiempo para compartir», señaló.

No descartó seguir participando en la política o incluso volver a contender en elecciones.

«Vamos a cumplir la sentencia de Túpac Katari: ‘volveremos y seremos millones'».
Junto a Morales, el vicepresidente García también tomó la palabra y lo hizo para usar una frase atribuida al héroe indígena separatista Túpac Katari cuando iba a ser ejecutado por las autoridades virreinales españolas en 1781.

Relatos de la época dicen que Katari, antes de morir, dijo: «A mí solo me matarán… pero mañana volveré y seré millones».

Y lo mismo dijo García Linera: «Volveremos y seremos millones».

BBC News Mundo
11 noviembre 2019

Evo busca la reelección: la paradoja del éxito de las multinacionales en la «economía plural» del presidente de Bolivia
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-49834174

15 octubre 2019 / En 2002, Bolivia era testigo de cómo la superconocida «M» amarilla desaparecía del país. Terminaba la desventura de McDonald’s en suelo boliviano.

La icónica cadena de comida rápida se despedía de tierras bolivianas tan solo cinco años después de su desembarco luego de no lograr los resultados esperados.

Bolivia en aquel entonces llevaba más de 15 años de gobiernos liberales, con vocación de mercado y apertura a capitales internacionales.

Sin embargo su economía estaba tan contraída que comprar un menú de esa cadena internacional resultaba muy caro para la mayoría de los bolivianos, incluidos los de la clase media.

Así, ese país se convirtió en el primero de Latinoamérica en el que McDonald’s llegó a estrellarse y cerrar sus puertas.

Ahora, 17 años después, mucho ha cambiado en Bolivia. Lo que más, el giro ideológico del país que pasó de tener presidentes alineados a los mandatos del mercado a uno que en sus discursos fustiga sin clemencia al capital internacional y las transnacionales.

Y que además envió un claro mensaje al mundo en su primer año de mandato al decretar la nacionalización de los hidrocarburos.

La paradoja es que -según analistas e inversores- hoy McDonald’s triunfaría sin problemas como ya lo hacen varios cientos de franquicias y compañías internacionales que desembarcaron en el país en la última década.

La Bolivia socialista de Evo Morales (quien busca un cuarto mandato presidencial en las elecciones de este 20 de octubre) se convirtió en terreno fértil para cadenas extranjeras de comida, ropa, electrodomésticos y también para las transnacionales dedicadas a rubros como el petróleo, la minería o la agroindustria.

Una década tarde

Se estima que Bolivia llegó a la era del consumo global al menos una década tarde.

Entre finales del siglo pasado y principios del actual, en ese país casi no se veían los centros comerciales y tampoco aparecían las cadenas internacionales de comida que ya se multiplicaban a lo largo de muchas ciudades latinoamericanas.

Apenas un puñado de multinacionales se arriesgaron a invertir en una Bolivia en crisis y pobre. De acuerdo al Banco Mundial, en 2002 el 63% de sus habitantes vivía por debajo de la línea de pobreza, mientras que para 2018 esa cifra se redujo al 35%.

Además, la inversión extranjera directa en el país alcanzaba US$250 millones en 2005, mientras que en años más recientes llegó hasta los US$1.750, según la Comisión Económica para América Latina (Cepal).

«Ese cambio tan grande es el que nos ha favorecido bastante», explica Alfredo Troche, expresidente de la Cámara Boliviana de Franquicias y analista de mercados.

Troche le explica a BBC Mundo que, en la última década, son más de 300 las cadenas internacionales que decidieron ingresar a Bolivia, principalmente en los rubros de alimentos, moda, entretenimiento y servicios, sin contar las multimillonarias inversiones hechas por las petroleras y mineras llegadas del exterior..

«Antes el mercado era muy pequeño, nada atractivo, pero desde 2010 las marcas comenzaron a ingresar con mucha más fuerza sobre todo por la apertura de centros comerciales», indica Troche.

El analista señala que «los indicadores macroeconómicos favorables y el crecimiento sostenido son una buena señal para las inversiones extranjeras» y ese fue uno de los factores determinantes.

Añade que el crecimiento del ingreso de cadenas internacionales al país es de alrededor de 11% anual.

Santa Cruz de la Sierra, la ciudad boliviana con mayor población y donde hacen base la mayoría de las industrias nacionales y extranjeras, es la principal anfitriona de las cadenas internacionales y de las transnacionales petroleras y de la agroindustria.

Le sigue La Paz, la sede de los poderes del país.

Socialismo para unos, capitalismo para otros
Samuel Doria Medina quedó en segundo lugar en las elecciones presidenciales de 2014 y su bancada en el Congreso es la más numerosa de la oposición.

Además, es el empresario que trajo a Burger King a Bolivia a principios de siglo y mantuvo a flote a la franquicia durante los años de recesión en el país. Ahora tiene operaciones en los rubros del turismo y los alimentos.

El político, en entrevista con BBC Mundo, sostiene que el auge de las transnacionales en Bolivia se explica porque Morales gobierna con «capitalismo para sus amigos y socialismo para sus enemigos».

«Morales trata de atraer inversión extranjera para intentar remplazar con ella a la inversión pública y por eso tiene un doble discurso que está totalmente divorciado de la realidad», indica Doria Medina.

Según Doria Medina, el presidente boliviano «dice una cosa y hace otra» cuando se estrella contra el capitalismo internacional y es al mismo tiempo amigo de grandes capitalistas.

«Hay contradicciones muy grandes. Sectores como los productores de coca, que no pagan impuestos, tienen la licencia para practicar un capitalismo salvaje impulsado por el gobierno. Lo mismo sucede con los grandes empresarios agroindustriales que también son muy cercanos para Evo Morales», señala.

Doria Medina apunta que Bolivia es un país con inseguridad jurídica y escasa incidencia de la separación de poderes, lo que dificulta las condiciones para invertir a menos que seas parte del esquema de «capitalismo de amigos» donde se encuentran compañías muy poderosas de diferentes rubros.

Paradójicamente, añade el entrevistado, ahora son los bolivianos los que tienen mayores dificultades para realizar emprendimientos económicos por la burocracia y las políticas de impuestos.

«Hay muchas empresas petroleras multinacionales que han recibido muchos favores y obtuvieron condiciones muy favorables gracias al gobierno, pese a que el discurso oficialista habla de una nacionalización de los hidrocarburos», concluye.

Los beneficios
Las transnacionales en los rubros de hidrocarburos y minería, por ejemplo, son las grandes beneficiarias de la explotación de los recursos naturales bolivianos, sostienen expertos del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), con sede en La Paz.

«El ciclo de precios altos de las materias primas ha alentado la explotación acelerada y, en muchos casos, desmedida, de hidrocarburos y minerales. El resultado ha sido la elevación absoluta de ganancias para las transnacionales y, en ausencia de obligatoriedad de la exploración (de nuevas vetas o campos), la peligrosa reducción de las reservas (de Bolivia)», explica a BBC Mundo el analista Carlos Arze.

El experto señala que los privilegios a los que acceden las petroleras van desde incentivos a la producción y reconocimiento de costos hasta la «apertura de áreas protegidas y parques nacionales a la explotación hidrocarburífera».

Según datos del CEDLA, las transnacionales controlan el 80% de la producción de hidrocarburos de Bolivia y, tras lo que han explotado todos estos años, no han invertido en exploración o desarrollo de nuevos campos.

«En los casi 14 años de gobierno no se ha descubierto ningún campo nuevo importante», apunta Arze.

En el caso de la minería, el experto señala que el caso más ilustrativo es el de la transnacional San Cristóbal, que administra la mina que produce la mayor cantidad de los principales minerales metálicos para exportación.

«Paga al Estado menos del 10% del valor de sus exportaciones por concepto de regalías e impuestos», afirma el investigador de CEDLA.

«El secreto del éxito boliviano»
Para el gobierno de Evo Morales, el «secreto de su crecimiento económico y social» es lo que bautizaron como Modelo Económico Social Productivo Comunitario

Así lo indica el ministro de Economía, Luis Arce Catacora, señalado de ser uno de los artífices del llamado «milagro boliviano» que colocó a la economía del país entre las que más crecieron en América Latina durante los últimos años.

Arce Catacora no coincide con aquellos que señalan a las transnacionales como las grandes beneficiarias de la explotación de los recursos naturales.

El ministro asegura que la nacionalización de los hidrocarburos fue uno de los tres pilares de la transformación económica de Bolivia junto a la redistribución de los ingresos y la participación activa del Estado en la economía.

«La nacionalización determinó que los recursos que antes se iban al extranjero remesados por las empresas transnacionales que operaban en nuestro país se queden para el disfrute de los bolivianos», afirma Arce Catacora.

El ministro sostiene que los bonos y la política redistributiva iniciados en el gobierno de Morales es el motivo por el que Bolivia amplió su capacidad de consumo.

«(Los bonos) tuvieron un efecto dinamizador de la demanda interna que benefició no solo a los consumidores bolivianos, sino también al sector empresarial grande, mediano, pequeño y hasta la micro empresa, que vieron aumentadas sus ventas como en ningún período de la historia del país», concluye.

Un país que gasta
Arce Catacora no lo menciona, pero el analista de mercados Alfredo Troche sí reconoce que el aumento de la capacidad de gasto en Bolivia no solo ha beneficiado a la industria nacional sino también a la transnacional.

«La gente ha cambiado. Por ejemplo, como hay distancias cada vez más largas y menos tiempo, a mediodía prefieren comer un pollo frito o una hamburguesa en lugar de ir a sus casas. Por eso las franquicias siguen creciendo», indica.

Pero no se trata solo de comida, el relativamente nuevo consumismo boliviano ya puso en alerta a los industriales locales que ven que la preferencia por los productos extranjeros es cada vez mayor.

Así lo viene alertando la Confederación Nacional de Mediana y Pequeña Empresa de Bolivia desde hace algunos años.

«Hay una cultura de consumir lo extranjero, buscan los productos de marca y no calidad», señaló la entidad preocupada por el descenso en sus ventas ante la llegada masiva de mercadería del exterior.

Esta preocupación ya motivó al gobierno a establecer que un porcentaje de los bonos que perciben los trabajadores por Navidad y fin de año tenga que ser gastado en productos nacionales.

Una medida que muestra que, entre los muchos cambios (buenos, regulares o malos) que se produjeron en los tres mandatos que lleva Evo Morales, están los hábitos de gasto y consumo de los bolivianos.

Por ello, en criterio de Alfredo Troche, si McDonald’s quiere volver a Bolivia, este es el momento.

Boris Miranda
BBC News Mundo

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