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LA LEYENDA VIVA

 

Muchas historias se tejen detrás del hombre, que se ganó el apelativo de “El ángel de los desaparecidos”. Eloy Cacya a sus 52 años, ha demostrado una vez más su capacidad para hallar aquellos que no pueden ser encontrados.

Nació en el distrito de Pinchollo provincia arequipeña de Caylloma, es allí donde su vínculo con la naturaleza marco su destino.

Su madre Lucrecia Cárdenas, nunca olvida que a los 5 años escapaba de casa para escalar algunos cerros de la zona, imitando al hombre araña.

Su infancia fue muy dura por la necesidad económica, la primaria lo paso en un colegio de la zona, pero sus estudios secundarios en la Ciudad Blanca.

En su juventud intentó ser policía, pero no logró ingresar, su fortaleza no lo dejó sentirse derrotado. Tiempo después decidió inscribirse en el centro de estudios de Alta Montaña de Huaraz, donde permaneció por seis años.

Eloy Cacya recuerda con mucha nostalgia su preparación para ser rescatista, las necesidades que pasó por no tener todo el material adecuado, le permitió desarrollar mejor sus habilidades físicas.

Su primer recorrido y uno de los más largo y difíciles lo realizo desde el nevado Mismi en Arequipa, origen del rio amazonas, donde camino la vertiente por un mes hasta llegar a Iquitos.

Pero su nombre salió por primera vez a la luz, tras hallar en octubre del 2011 el cuerpo del joven Ciro Castillo Rojo en el cañón del Colca, luego de 206 días de búsqueda.

Fueron meses que la Policía, Ejército y rescatistas internacionales no lograron ubicar el cuerpo de Ciro, pero Eloy hizo lo que parecía imposible.

Dos años después tras acudir al llamado de una familia, encontró el cuerpo de Olivier Toledo, quien se extravió en los desiertos de la joya cuando se dirigía al santuario de Chapi. Y contra todo pronóstico pudo dar con Jhon Barrientos, perdido en la parte posterior del volcán Misti.

Este martes por cuarta vez en la región Arequipa, logro ubicar el cuerpo del profesor de box José Eduardo Adrianzola Hurtado, desaparecido desde el 20 de enero cuando visito a su enamorada en Cotahuasi.

En todos los casos, Eloy pudo darles el consuelo a las familias de los desaparecidos; y permitir que sus restos sean despedidos por sus seres queridos.

Eloy Cacya es un hombre de sueños, un ser humano que ayudo desinteresadamente a las familias que acudieron a él, un peruano de acero forjado por la lucha y la esperanza, un padre amoroso y un ejemplo a seguir.

 

 

 

 

 

 

 

 

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